Decoradora de interiores y sufragista. El amor de
su vida fue una mujer. Destrozó todos los cánones estilísticos masculinos
propios del tiempo que le tocó vivir. Puede que la frivolidad se defina por un exceso de atención al mínimo detalle. Quizá repudiar con todas las fuerzas lo que se detesta y luchar por rodearse de un mundo acorde a su propia sensibilidad sea una lección de vida.
Cuando aquella niña llegó del colegio, rompió a llorar inconsolable.
Sus padres habían decidido cambiar el papel pintado del salón. Ahora las
paredes lucían un triste fondo gris, en el cual aparecían esparcidos distintos
motivos en colores granate y verde. Tirada sobre la alfombra; en su tremenda
rabieta infantil solo alcanzaba a decir esta frase una y otra vez:
¡Es feo! ¡Muy feo!
Quizá fue ese el momento en el que aquella pequeña se juró a sí
misma, que lucharía con todas sus fuerzas por diseñar un mundo estéticamente
hecho a su medida.
Porque su mundo estaba decorado al estilo Victoriano, uno de
cuyos principales exponentes es el diseñador William Morris. Un estilo opaco,
sobrio y oscuro. Perfecto para la sociedad patriarcal de la época en la que
imperaban los gustos masculinos; obviando la necesidad que tiene cualquier
espíritu femenino de rodearse de un ambientes luminosos, en los que la
sencillez combinada con la sofisticación y la practicidad definan lo que ella pasó a definir como “buen gusto”.
La niña se llamaba Elsie de Wolfe. Creadora del concepto de
diseño de interiores tal y como lo entendemos hoy en día; fue precursora entre
muchas cosas de los interruptores para la luz que tenemos en las puertas de las
habitaciones.
Nació en Nueva York en el año 1865. Hija de una familia
acomodada; fue educada por sus tutores en
Nueva York, y por su familia materna en Edimburgo. Llegando a conocer a
la reina Victoria I en su presentación en sociedad.
De vuelta a Nueva York y tras el fallecimiento de su padre
comenzó su carrera como actriz de teatro. El padre, que era jugador, había
dilapidado la fortuna familiar. Ella prefirió esta alternativa a un matrimonio
provechoso económicamente.
Se integró en la compañía de teatro The Amateur Comedy Club
con la que Interpretó el papel de Lady Clara Seymour en la obra “ A Cup Of
Tea”.
Tras debutar profesionalmente poco a poco fue reconocida; si
bien no como buena actriz,por su elegancia en la forma de vestir de sus
personajes. Aunque podía ganarse ya la vida interpretando, comenzó a
interesarse por el diseño de la puesta en escena de las representaciones teatrales
en las que intervenía; y ese interés derivó hacia la decoración de interiores. Durante una
breve etapa dirigió el Teatro Victoria.
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Elsie disfrazada de Mata Hari |
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Elsie cuando empezaba su carrera como actriz |
En el año 1906, con la edad de 45 años abandonó la
interpretación dedicándose al interiorismo.
Vivía junto a la representante literaria Elizabeth “Bessie”
Marbury. La casa que compartían la decoró ella misma. Huyendo del estilo
victoriano que tanto odiaba. Utilizó los colores marfil y gris para pintar las
paredes; adquirió mobiliario estilo francés del siglo XVIII; y desechó
elementos decorativos inútiles que restaban espacio. Lo que ella quería era
luminosidad y amplitud en las estancias.
Aquella casa, denominada por ella misma “La casa de las solteras”
fue el punto de inflexión a partir del cual su vida profesional comenzó a girar
en torno a la decoración.
Porque en aquella casa, los domingos por la tarde, acudían
figuras de relevancia de la época. Bessie era agente literaria y en su lista de
contactos aparecían nombres como Oscar Wilde, y Bernard Shaw.
La pareja de mujeres eran divertidas y de gustos refinados.
Los consejos de decoración de Elsie se extendieron como la pólvora entre las
mujeres de la alta sociedad de la época. Que pasaron
por alto los escandalosos rumores de lesbianismo que rodeaban a aquellas
mujeres y su círculo de amigas, entre las que se encontraba Mercedes Acosta,
porque estaban hambrientas de novedad.
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Elsie y Bessie Marbury |
Y llegó su primer contrato como profesional: Encargarse de la
decoración del Colony Club de Manhattan; el primer Club femenino de la ciudad.
Luminosidad propiciada por los colores claros en las paredes,
suaves cortinas, sillas de mimbre y estructuras de reja en las que colocar
plantas naturales. Toda esta declaración de intenciones llevada a la práctica
la resumió en una frase: Abrid las puertas y ventanas de América, y dejad que
el aire y el sol penetren.
Elsie había tirado del mantel, llevándose por delante el
modelo decorativo tradicionalmente masculino existente. Las mujeres tenían mucho que decir en el mundo, y ninguna forma mejor que empezar a decirlo en sus hogares.
Las residencias de millonarios como los Astor y los
Vandervilt le abrieron las puertas. Pero con el encargo que le hizo el
emperador del acero: Henry Clay Frick, se convirtió en millonaria. Decoró la
segunda planta de su piso de Nueva York a cambio de una cantidad fija, más un
porcentaje por cada elemento decorativo que consiguiese para decorarlo.
Elsie de Wolfe se convirtió en una marca comercial con
amplias oficinas en Nueva York. Y editó un Libro que fue referencia para los nuevos
diseñadores: The House In Good Taste.
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Elsie y su marido, es el de la izquierda |
En 1926 a la edad de sesenta años se casó con el diplomático
Charles Mendl. Lo que sorprendió a sus amigos. Asistían a las fiestas juntos
sin compartir dormitorio. Ella en sus
memorias, no habla de él. Lo cierto es que su relación con Bessie duró hasta la
muerte de esta, en 1933.
Aunque su referencia estaba en Nueva York, viajaba a Europa
con mucha frecuencia y pasaba largas temporadas en Villa Trianon ((Versalles).
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Villa Trianon |
Este fue sin duda su hogar. En el jardín mandó construir un cementerio
particular donde mandaba enterrar a los
sucesivos perros que tuvo durante toda su vida, con el mismo epitafio: Fuiste a
quien más quise.
En la primera Guerra
Mundial prestó en Francia servicios como enfermera.
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Multitud de perros, enterrados bajo el mismo epitafio: Fuiste el que mas quise. |
Las fiestas que celebró
en Villa Trianon, las Circus
Balls, fueron memorables, en especial la que cerró el verano del año 1939.Los
invitados eran tan dispares (miembros de la realeza, relevantes personajes de
la cultura, millonarios y nazis), que era increíble que estuvieran juntos en
aquella puesta en escena .
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Preparados para la fiesta |
Aunque no era de extrañar. En aquél periodo de entre guerras
la frivolidad se elevó a la categoría de arte. Los momentos eran vividos con la
intensidad de quien no sabe si tendrá un mañana.
Y ella; además de ser la perfecta anfitriona que ordenaba que
un sándwich perfecto fuera fotografiado para la revista Vogue, era capaz
deleitar a los comensales vestida de bailarina del Moulin Rougue, realizando
piruetas y contorsiones varias. Tenía ya sesenta años cumplidos y se pintaba el pelo de color azul; pero la
dieta y el ejercicio constante la permitían tener su esbelto cuerpo en forma. Todos
los días procuraba practicar yoga, y pasaba un rato caminando boca abajo
apoyada en las manos.
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Elsie haciendo yoga |
Al estallar la Segunda
guerra mundial se marchó a vivir a California, tras su finalización regresó a
Francia.
Murió en Versalles. La
artritis la había dejado atada a una silla de ruedas. Ya no se teñía el pelo de
colores. Tampoco se maquillaba. Pero su rostro pálido y trabajado `por la
cirugía estética, recordaba al de las mujeres de los cuadros de Carmontelle que
tanto la gustaban.